Se parece, explica Corinna, a la forma en que un buen diseñador trabaja con la luz y la sombra: «Tienes que contar con iluminación directa e indirecta, y con algo que te guíe a través de la habitación y te sorprenda en un punto determinado». Se trata de jugar con el contraste entre ellas, «subrayándolo y enfatizándolo».

Como arquitecto, Peter aporta una visión científica y artística, dos actividades que siempre le han atraído por igual. Concibe la iluminación como dos elementos independientes: la luz en sí misma, que puede ser visible o invisible para nuestros ojos, y la luminaria, que es la pieza de diseño.

Este es un enfoque más matizado de la iluminación que el que se tenía cuando estudiaban. «Entonces, diseño de iluminación no era sinónimo de ambiente de un espacio», dice Corinna, «tenía una función meramente decorativa».

Para ella, la creación de un ambiente es fundamental: «No se trata de elegir una silla o una tela, sino de capturar esa emoción que te abraza, que -más que en un aspecto concreto del diseño-, reside en el propio ambiente».

Con esta finalidad, Corinna Kretschmar-Joehnk y Peter Joehnk seleccionan únicamente aquello que realmente pertenece a un espacio y califican su actitud de «valiente».