El nuevo diseño de la clínica dental Bousoño Vargas, en Oviedo, se presenta como una alternativa abierta y racional a la esterilidad que caracteriza la arquitectura sanitaria. Francesc Rifé ha optado por complementar este elegante y sereno interior con una alargada fachada de piedra natural y cristal.
«A pesar del minimalismo de sus componentes, este proyecto destaca por la riqueza de su composición», afirma Francesc Rifé.
Con un mobiliario oculto tras el impresionante dintel del edificio y una estética inmaculada, la entrada a la clínica sorprende por su ambiente particularmente acogedor. En la zona de recepción y sala de espera, la luz natural transmite calma y produce una agradable sensación de bienestar.
Filtrándose a través de los paneles de cristal óptico matizado que conforman una larga pared, la luz natural confiere amplitud visual al espacio.
Caracterizado por una sencilla combinación de planos geométricos, el interior disfruta de la claridad visual que aporta el color gris cálido del mortero, material elegido por su resistencia y propiedades higiénicas. El diálogo que establece la densidad del mortero con la sutileza del cristal translúcido y la textura de las molduras de roble se extiende hacia todas las salas contiguas, conectadas por un suelo claro y neutro de delicada porcelana gris.
Rifé se decidió, instintivamente, por dos lámparas de pie colgantes North de Vibia que maridan a la perfección con la discreta elegancia de la clínica y proporcionan una iluminación tan decorativa como funcional. Este característico diseño de Arik Levy es una síntesis de las tradicionales lámparas de pie y lámparas colgantes, creando una categoría de luminarias completamente nueva, que permite colocar la luz con la precisión que requiere cada espacio.
La lámpara de pie colgante North se ofrece en varios modelos y acabados, caracterizándose siempre por una silueta dinámica y deconstruida que parece conectar el suelo con el techo mediante una delicada danza.
Una pantalla triangular de aluminio equipada con una fuente de luz LED pende de uno de los extremos de una fina tija de fibra de carbono, que, a su vez, se fija al techo dibujando un ángulo. En el extremo opuesto de la misma, un cable se conecta a un elegante contrapeso cónico, que —desde el suelo— garantiza el equilibrio de todo el diseño.
Gracias al ajuste angular que permite la tija, cada luminaria alcanza el interior del espacio para proporcionar una iluminación dirigida y uniforme exactamente donde se necesita.
El interruptor pulsador integrado y la función reguladora dotan esta luminaria de una versatilidad y facilidad de uso extraordinarias, que hacen de ella un diseño ideal tanto para espacios públicos como comerciales.
Créditos:
– Proyecto: Francesc Rifé
– Fotografía: Javier Marquez
